Pintaremos en el suelo una gran sonrisa para intentar olvidar nuestras penas. Lástima que en ese instante el cielo esté llorando y nuestro dibujo se pierda en infinita tristeza.
Cuando estás acostumbrada a sufrir el dolor se vuelve una rutina. Por ello, cuando acaba abandonándote, llegas incluso a echarlo de menos.

No hay comentarios: