Yo no era una de ellas pero tú tampoco.
Nos queríamos, claro que nos queríamos. Nos amábamos y nos adorábamos. A todas horas pensaba en ti, siempre quería encontrarme a tu lado y, el sonido de tu voz era la mejor medicina para mi dolor.
Sin embargo, dichoso día aquel en el que las palabras echaron una maldición sobre nosotros. No fuimos capaz de callarlas y, cuando conseguimos apresarlas, ya era demasiado tarde. Nuestro amor por impensable que nos hubiese podido parecer en el pasado, se había apagado como el de otros muchos.
2 comentarios:
Las palabras son incontrolables.
A veces las palabras son demasiado poderosas como para ser capaces de controlarlas.
Muchas veces reflejan más sentimientos de los que somos capaces de reflejar nosotros mismos, y en la mayoria de los casos descubrimos solo con el paso del tiempo descubrimos el verdadero significado de las palabras.
Lastima que sea demasiado tarde, y no seamos consciente de lo que podemos hacer con una simple frase...
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